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El motor de la desilusión

Luis Vega inició el año con sabor agridulce en el Turismo Fiat Santafesino, debido a un abandono que lo dejó lejos de las pretensiones y el potencial demostrado previamente. El experimentado piloto de San Francisco, llegó a comandar tandas de entrenamientos y eso es lo que más lo gratifica.

El viernes se trabajó en el chasis para tener lo mejor que se podía, y el sábado comenzó a verse con los mejores registros. Verse en lo alto dejó felices a todos pero se encontraron con una sorpresa fulminante: la rajadura del block del motor.

Con mucha bronca, se cambió de impulsor pero había confianza en el potencial del de repuesto, porque se había banqueado con gratos registros. Pero no funcionó, en clasificación, todo fue complicado y quedó 18º.

Ya el domingo, todo era remar y sumar lo que se pudiera, pero Vega terminó undécimo en la serie, porque el rendimiento estaba lejos de ser el adecuado para seguir la marcha del pelotón. Las labores se intensificaron en el box peo no se llegó a buen puerto. La final duró algunas vueltas hasta que debió ser abandono definitivo.

Luis Vega, masticando la bronca en pleno regreso a casa, afirmó: “Teníamos un auto contundente, bueno y se perfilaba todo para ser un fin de semana redondito desde las pruebas libres, donde estuvimos ahí arriba, con el mejor tiempo. Lamentablemente la rotura del moto nos obligó a cambiarlo y no funcionó de la misma manera”.

Y sentenció: “Así se fue nuestro fin de semana con falta de potencia. En la final otro problema mecánico nos hizo abandonar, quedamos afuera de carrera y no sumamos puntos que era lo primordial”.

Finalmente, manifestó: “Sólo me queda agradecer al equipo que ha trabajado como loco para ponerme el auto en pista de la mejor manera. Les debo a ellos, a mi familia y a mis sponsors una revancha, porque es mucha la gente que nos acompaña y ayuda. Ojalá las cosas salgan de una vez por todas redonditas”.

Mauro Calandria – Prensa Luis Vega / Foto: Hernán Rodríguez

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