El autódromo de Maggiolo finalmente dejó de existir ya que su cinta asfáltica fue destruida por órdenes de su nuevo dueño, que lo utilizará para actividades rurales.
Su historia indica que en otoño de 1967, cuando el trazado era de tierra, se suspendió una competencia por una lluvia y entonces los adinerados del pequeño pueblo y de la zona afrontaron la inversión para asfaltarlo, en una población donde todas las calles eran de tierra. Así fue que el objetivo de no postergar nunca más una carrera se cumplió. En aquellos años no eran tantos los circuitos pavimentados como ahora, y rápidamente se transformó en un referente a nivel nacional debido a que en su extensión de 3.133,78 metros, se alcanzaban altas velocidades y sus pocas curvas eran sede de épicas maniobras de sobrepaso.
Tal es así, que Maggiolo fue uno de los polos del Sport Prototipo de los años 70, una categoría que duró entre 1967 y 1973, y que tenía autos como el Huayra Pronello Ford, el Berta LR Tornado, el Formisano Dodge, el Martos Chevrolet, y otros tantos ejemplares que se extinguieron por sus altísimos costos de puesta en pista. El pueblo se transformaba y era foco de atención en todo el país en ocasiones como ésta.
Desde 1969 hasta 1994 hubo actividad, interrumpida por cierto, pero una competencia de camiones hizo lo mismo que en Rosario, arruinó el asfalto. Las tierras fueron vendidas al dueño de un periódico de Venado Tuerto, y luego éste se lo vendió a un grupo de inversionistas, conformado por los hermanos Balboa, propietarios de Tecno West, y por los ex pilotos de Turismo Carretera José Di Benedetto y Pedro Cerutti, quien también fuera presidente de la Asociación Argentina de Volantes algún tiempo y que falleciera en 1999.
Esta gente tampoco logró realizar nada productivo y en 1998 se lo ofrecieron a Raúl Petrich y Raúl Echarri, pero al poco tiempo Petrich falleció en Rafaela tras un accidente en el TC. En 2008 se constató que ya con otro dueño, los intereses eran transformar el predio en un campo de soja, y hace unos días se llamó a una empresa vial y removió el asfalto, los boxes, la pared interna, los baños, etcétera.
La provincia de Santa Fe está pasando un pobre momento en el aspecto autódromos, comparándolo con lo que se merece por cantidad y calidad de equipos y pilotos. El abandono y la negligencia dirigencial y política logró que Rosario estuviera prácticamente inactivo por muchos años aunque ahora se estén haciendo obras. En Avellaneda hay mucha precariedad, al igual que en Rafaela, sólo que en la Perla del Oeste tienen la suerte de que el TC siga corriendo. El Don Eduardo de Las Parejas hace años que permanece cerrado y abandonado. Con este panorama hoy en día el único circuito más o menos en condiciones es el de San Jorge, que tiene muchísimas cosas por mejorar aún.
Ahora le tocó volver a sufrir a Maggiolo, y de todos los trazados anteriormente nombrados, éste es el único irrecuperable. Que sus recuerdos descansen en paz…